Der Kölner Dom

La Catedral de Colonia* nos orienta a los colores y las dimensiones ajenas a las cotidianas que abarcan conciencia del todo.

Una flecha cuyo arco comienza en las gotas de las lluvias antiguas, su inicio conforma el Relicario de los Reyes Magos proveniente de la otra antigüedad.

Laberinto vigente, su andamio rige los movimientos del Bahnhof y sostiene los ecos de los peregrinos que echaron pie a la tierra, en la encrucijada sellada al margen del Rin.

Su geometría va más allá de las innumerables capas que inspiran la luna, resistiendo la muerte y la guerra que un día llegaron a estremecer su cristal;

su forma va más allá de las majestuosas alturas suspendidas entre polvo y astro, que son el reposo de las gárgolas encarnación de las pesadillas medievales;

su reloj es ajeno a las sombras que se estiran con languidez hacia los polos, marcando las arduas horas entregadas al manto.

Una lanza en el tiempo que enlaza las almas y los antiguos misterios transitando alrededor de su ser, ambos lados de la tela que se sigue tejiendo en el infinito estrecho.

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* En alemán «Der Kölner Dom» es su nombre familiar,«Hohe Domkirche St. Petrus» es su nombre oficial.

Die Augen sind auf einmal hier oben mit dem vor und nach verbunden, hier durch die Ewigkeit, längst zwischen dem ersten Grund und dem Bogen.