Club de escritores
- tenoch_barcelona
- 19 sept 2021
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 16 dic 2023
En el club de escritores hay café con cuerpo y piano de Chopin que se escucha en todos los rincones hipnotizados por el abanico giratorio, oscilando entre día y noche y día, como los grillos incesantes que vinculan la empapada canícula al follaje y la escarcha otoñal, que quizás vendrán a mermar el sol y untar el pan con la miel y los jugos matutinos de la frambuesa.
Aquí llegan los escritores para acercarse lo más que se pueda a la esencia, donde surgen todos los colores de la modernidad dotados de la nueva conciencia y plasmados sin filtro o traducción, como el espejo que empeña para colmar a los deseos persiguiendo sin cesar a la sombra de una musa, que está o que no está, y que algún día llegó a sentarse a mi lado y se puso a escribir, pidiendo que me quedara sentado a su lado, a través de la más lenta despedida marcada por la certidumbre del último adiós y el ocaso, hasta que se fue en un parpadeo.
Ahora me atrevo a escribir en su ausencia, bajo la sombra de una musa, en los vientos de su destello.
